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http://www.elda.es/la-feria-de-la-inmaculada-contara-con-60-puestos-de-venta-y-40-atracciones/ |
Tenemos que destacar lo importante que fue para nuestra villa obtener este evento anual, que repercutía económicamente en los bolsillos de nuestros antepasados. En todas las poblaciones cercanas no existía una Feria parecida, motivo suficiente para valorar el gran privilegio que supuso para Elda la concesión de este acontecimiento ferial, ya que en la mayoría de veces estaba asegurado el florecimiento artesanal y comercial de la población. Incluso nos atreveríamos a comentar -aunque no tenemos documentación adecuada-, porque ocurría en otras ferias de la época, que todos aquellos que acudían, tanto comerciantes como compradores, tenían una especie de salvoconducto que les aseguraba su vida y sus mercancías a lo largo de su viaje y estancia en la villa.
Sobre la ubicación de la Feria, Alberto Navarro nos dice que posiblemente estuvo situada en la Plaza de Abajo, llamada antes Plaza del Ángel.
Hace ya algunos años los eldenses acudían a la Plaza de Arriba a comprar los clásicos turrones o frutos secos, y si deseaban adquirir juguetes lo hacían en la Plaza de Abajo.
Sin embargo, la costumbre de "feriar" a los hijos y nietos viene desde hace muchos años, ritual que se mantiene en la actualidad, dándose la circunstancia de que en muchas ocasiones los adolescentes ya tenían el regalo pensado y casi elegido a la espera de que los mayores se lo compraran.
Esta claro que la Feria de diciembre es un referente histórico y social para todos los eldenses porque, junto a un ambiente puramente comercial, existe un aspecto lúdico y por supuesto festivo que se va transmitiendo de padres a hijos, y ésta es una de las características básicas para que esta Feria tenga un futuro asegurado, además que nunca ha renunciado a su tradición ni a sus raíces originales.
José Luis Bazán, Otros 100 retazos de la historia eldense, Ayuntamiento de Elda, Petrer 2004, página 108.
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