Aquel título de licenciado en filosofía y letras que adornaba el comedor, adquirió una importancia insospechada, ¡al cabo de tantos años! Mi padre hizo un viaje un tanto misterioso hacia las comarcas meridionales, y visitó Elda, en aquella época un centro industrial en expansión, próspero gracias a su industria del calzado, ya en tierra de habla castellana de frontera.
(...)
Nosotros nos mezclamos saludando sumariamente -todos éramos del pueblo- con aquel paisaje vulgar, la mayoría pobre gente mal vestida, de rostros curtidos por la intemperie, gente que huía del surco mísero y se abría y buscaba una vida quizás todavía más triste y azarosa en las fábricas, pero a cubierto de lluvia y nieve.
Enric Valor, Temps d'Elda en Temps de batuda, Tiempo de Elda en Tiempo de trilla, Ecir, Valencia 2011, páginas 33 y 39.
No hay comentarios:
Publicar un comentario