A los olivares de Petrél siguen la huertas de Elda, que componen 20000 tahullas de riego, ricas generalmente por su valor intrínseco, y mucho mas por el esmero con que se cultivan. Hace muy vistoso aquel recinto el contraste de los cerros áridos de la comarca con la multitud y variedad de árboles, sembrados y hortalizas. Las aguas son tan abundantes, que algunos lográndolas de sobra aun en el estío, suelen vender las suficientes para regar un jornal de tierra por diez ó doce reales; precio vil respecto del que tienen en la huerta de Alicante. Nacen en las fuentes del Chopo junto al convento de las Virtudes en término de Villena, y se conducen por la acequia del Conde hasta la rambla de Saix ó rio de Vinalopó. Los de Saix toman las necesarias para regar sus huertas, y las restantes siguen por dicha rambla hasta el pantano de Elda, del que hacen parte: de donde salen en gran copia por un estrecho canal, y despues repartidas en otros mas estrechos cruzan y fertilizan aquel jardin fresco y ameno, que sin riego sería un terreno poco feraz, y acaso abandonado; vense allí hermosas viñas y algarrobos cultivados con inteligencia, cuyos frutos se aseguran con riegos, podas y labores: las moreras, frutales y hortalizas vegetan con lozanía, y corresponden á los afanes de aquellos hombres infatigables.
Antonio Josef Cavanilles, Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia, Madrid, Imprenta Real 1797, página 258. (Facsímil).
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